jueves, 1 de noviembre de 2012

Día de puertas abiertas en el Hades

         No hace falta que estén los difuntos para muchas fiestas y salgan del Más Allá el único día al año en que les está oficialmente permitido, porque cada vez son más los niños y jóvenes que, urbi et orbi, se disfrazan de muertos o seres relacionados con ellos para divertirse en esa globalizada celebración en que se ha convertido Halloween. Hay que disimular el miedo que se tiene a los difuntos.


En la antigua Grecia, un día al año, en el mes de las Antesterias, fiestas de las flores y el vino nuevo (que no coincide con el otoño, sino con el comienzo de la primavera), los espíritus de los difuntos salían del Hades a hacer de las suyas (algo difícil de conciliar con la denominación de ἀμενηνὰ κάρηνα "cabezas sin fuerza" que les da Homero en Odisea X 521), y los niños y los mayores se quedaban espantados en casa, tras dejarles comida en los caminos y las encrucijadas. A cierta hora, se les avisaba a los muertos de que ya era la hora de que se marcharan a su morada (el Hades), porque se habían acabado las fiestas. Y hasta el año siguiente, a esperar un día de libertad. En la Grecia moderna, unos seres llamados kalikantzaroi que viven en el centro de la tierra  han sido los sucesores de estos difuntos que molestaban a los vivos, pero disfrutando de vacaciones más amplias:  doce días en Navidad, del 25 de diciembre al 6 de enero.


En cualquier caso, todos hemos sentido en algún momento curiosidad por saber qué hay más allá, después de esta vida, que, mejor o peor, es la única que conocemos, pues aunque algunos aseguren haber vuelto de allí, o de los umbrales del otro mundo, y describan lo que han visto o sentido, continuamos sin tener seguridad alguna. O se tiene fe en lo que otros afirman o sería necesario experimentarlo en carne propia, cruzando las fronteras del mundo de los vivos…

Pero la experiencia acumulada a lo largo de los siglos muestra que, al menos los seres humanos corrientes, si se van, no regresan.
El griego más curioso de cuantos tenemos noticia, Odiseo, se las arregló para que los difuntos salieran del Hades a responder a sus preguntas, pero él no puso el pie en el tenebroso reino.
El egoísta rey Admeto consintió en entregar a su joven esposa, Alcestis, para evitar a la Muerte, que había venido a llevárselo a él, ya que tanto su padre como su madre, aunque ancianos, se habían negado a entregar la vida a cambio de la de su hijo; pero cuando Alcestis regresa gracias al feroz combate que mantiene Heracles con la Muerte en persona, no tiene voz para contarnos cómo es aquello.  
Orfeo bajó en busca de Eurídice y regresó sin su amada, creándose en torno a su figura una religión mistérica que prometía la vida (¿qué tipo de vida?) después de morir, al igual que los Misterios de Eleusis.     
De Teseo sabemos que se dejó allí las nalgas, como castigo por haber osado, junto con su amigo Pirítoo,  bajar con la aviesa intención de raptar a Perséfone; y salió gracias a que Heracles -el hijo favorito de Zeus- pasaba por allí, forzado por el necesario cumplimiento de uno de los trabajos que su primo Euristeo le había encargado, con ánimo de librarse de una vez por todas de tan molesto pariente… ¿Por qué iba a salir  precisamente él de allí de donde no se sale? Por cierto que no pasó mucho tiempo sin que Teseo regresara al Hades, después de que su “amigo” Licomedes le precipitara desde lo alto de una roca en Esciros.


Qué poco sabemos del Más Allá. Por eso tal vez uno puede disfrazarse con lo que encuentre por casa...



No hay comentarios:

Publicar un comentario