domingo, 27 de octubre de 2013

Leer y escribir: la Villa de los Papiros

           La llamada "Villa de los Papiros" era una lujosa villa suburbana, construida junto al mar en Herculano, que quedó sepultada bajo la lava por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C., la misma que arruinó Pompeya. Conocida desde 1750 gracias a las excavaciones arqueológicas que impulsaba allí el rey Carlos III, esta villa proporcionó, entre 1752 y 1754, centenares de papiros carbonizados que se encontraban en la biblioteca de la villa, una biblioteca privada de época republicana, la única de la Antigüedad que ha llegado hasta nuestros días. Su propietario era Lucio Calpurnio Pisón Cesonino, seguidor de las doctrinas de Epicuro y suegro de Julio César. Las obras conservadas, en griego y, en menor medida, en latín, eran casi en su totalidad de carácter filosófico (Epicuro, Metrodoro, Carnisco, Colotes de Lámpsaco, Polístrato, Demetrio Lacón y Filodemo de Gádara).

Raspador, tablilla cuádruple, tinteros, estilo y rollo de papiro, Pompeya, s.I d.C.


          Hasta el 23 de abril de 2014, puede visitarse en Madrid, en La Casa del Lector una exposición muy interesante sobre la Villa de los Papiros dividida en dos partes. La primera es Lectura, Herculano, año 79, con reconstrucciones virtuales de la villa (sobre todo el peristilo, el tablinum y la biblioteca) y ejemplos notables de soportes de la escritura pública y privada, como papiros carbonizados, y entre ellos -aunque dentro de la segunda parte de la muestra- el famosísimo PHerc. 1672, de casi cuatro metros de longitud con la Retórica de Filodemo de Gádara (filósofo y poeta del siglo I d.C., amigo del dueño de la villa), tablillas de cera, inscripciones, leyes, calendarios, diplomas y grafitos, además de frescos pompeyanos en los que se representan escenas de lectura y escritura.

Cupido entrega a Polifemo una tablilla, tal vez de Galatea

       La segunda parte de la exposición, Relectura, Herculano, año 1750, presenta los procesos artísiticos, científicos y editoriales a que dieron lugar en el siglo XVIII estos hallazgos. Destaca la máquina que ideó el padre escolapio Antonio Piaggio (1713-1796) para desenrollar los fragilísimos papiros carbonizados hallados en la villa, y que permitió el nacimiento de la papirología, ilustrándose su empleo mediante una reconstrucción virtual. Se exponen también los vaciados de las esculturas halladas en la villa que se enviaron a España para Carlos III y bellísimos volúmenes de gran formato ilustrados con los hallazgos de Pompeya y Herculano, editados por la Stamperia Reale.



          El celebérrimo retrato de Terencio Neo y su mujer (él con un rollo de papiro en la mano, y ella con el estilo y una tablilla) despide a los visitantes, tendiendo un efectivo puente visual entre su mundo y el nuestro.


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